Alucinaciones, ¿hay que preocuparse?

Alucinaciones, ¿hay que preocuparse?

Alucionaciones: En este artículo te contamos qué tan comunes son, en qué ocasiones pueden presentarse y cuándo buscar ayuda profesional.

¿Qué son las alucinaciones?

Alucinaciones: Iniciemos definiendo el término, una alucinación es cualquier falsa percepción de los objetos y el entorno a través de cualquiera de los sentidos. Una persona que experimenta este tipo de encuentros pueden ver, oler, escuchar, saborear o tocar algo que en realidad no está ahí. Estas aparecen como síntoma de alguna condición mental, cambios en el sistema nervioso o como efecto secundario de algunos medicamentos.

Es posible que las alucinaciones vayan acompañadas de delirios, sin embargo, hay que recalcar que no todas estos encuentros y creencias falsas producen miedo, angustia o son de naturaleza paranoica. Muchas veces quienes sufren alucinaciones no sienten molestia ni temor, incluso se ven inclinados a interactuar con ellas dependiendo del contexto.

Dependiendo del caso, las alucinaciones son tratadas con fármacos antipsicóticos. Estos medicamentos se encargan de cambiar la forma en la que las neuronas transmiten la información, disminuyendo la intensidad de las alucinaciones y reduciendo la probabilidad de que aparezcan de nuevo.

¿Qué las causa?

Las causas y el estado mental en el que se presentan las alucinaciones varían. Lo primero que hay que hacer, es descartar que sean a causa del consumo de sustancias como alcohol, LSD, marihuana, tusi, anfetaminas, ketamina, morfina, cocaína, heroína y todo tipo de opioides.

Identificar el origen de ellas es la clave para un tratamiento efectivo. Estas visiones pueden ser un síntoma de un desorden mucho más complejo, pues hay algunas enfermedades que producen alucinaciones. Ponerle atención a tiempo a este problema puede hacer la diferencia.

  • Fisiológicas: Estas se dan en momentos precisos del cuerpo, es decir, a punto de dormir, en el momento de despertar, o en situaciones extremas como la deshidratación.
  • Ambientales: Se dan como consecuencia del ambiente al que se es sometido, ya sea aislamiento, tortura, sobrecarga sensorial, encarcelamiento, secuestro. Por ejemplo, ver a un ser querido fallecido o escucharlo puede ser parte natural del proceso de duelo.
  • Orgánicas: Aparecen como consecuencia de enfermedades somáticas, es decir, cualquiera que altere la función del tejido cerebral. Por ejemplo, epilepsia, delirio, demencia senil, amnesia, catatonia, cáncer de cerebro, Parkinson, Alzheimer y muchas más.
  • Psiquiátricas: Son provocadas por uno o más trastornos psiquiátricos, en especial los de naturaleza psicótica. Por ejemplo, la esquizofrenia, la depresión psicótica, el trastorno afectivo bipolar y, en algunos casos, el TLP.

Delirios y alucinaciones: diferencias y similitudes

Antes de entrar en profundidad en el tema, hay que diferenciar dos síntomas comunes que se confunden con frecuencia: los delirios y las alucinaciones. Aunque ambos aparecen durante trastornos psicóticos, no son lo mismo.

  • Delirios: Son falsas creencias fijas que no son fáciles de cambiar, aunque se presente evidencia y pruebas claras. Por ejemplo, creer que hay mensajes secretos en la televisión dirigidos específicamente a una persona.
  • Alucinaciones: Son encuentros que una persona percibe a través de cualquiera de los cinco sentidos, estas personas y objetos no hacen parte de la realidad. Por ejemplo, ver y conversar con personas que no existen o que ya fallecieron.

Tipos de alucinaciones:

Ya que sabes la distinción entre estos dos síntomas, enfoquémonos en los tipos de alucinaciones, pues no todas son iguales. Las hay simples, que son las más comunes, y complejas, que parecen solo en ciertos casos. También podemos clasificarlas dependiendo de la esfera sensorial con la que las percibimos o dependiendo de su origen.

  • Visuales: ver cosas que no están ahí realmente. Pueden ser personas claras o sombras y figuras amorfas.
  • Auditivas: las más frecuentes. Pueden ir desde voces claras hasta murmullos a lo lejos, pueden ser agradables o amenazadoras.
  • Gustativas y olfativas: por lo general, aparecen juntas. Suelen ser sabores y olores agradables o desagradables sin una causa real.
  • Táctiles o hápticas: se refiere a todo lo percibido vía cutánea. Puede ser una interacción voluntaria con la alucinación, como tocar objetos y animales que no están, o puede ser involuntaria, como ser agarrado, rozado o maltratado por la alucinación.
  • Cenestésicas o somáticas: todo tipo de sensaciones corporales. Se siente como desgarros, movimientos internos, calambres, dolores, sentirse desfigurado, y más.
  • Cinestésicas: aquellas en las que el cuerpo de la persona parece ser desplazado. Puede sentirse como levitar, volar, flotar, o teletransportarse.

Alucinaciones, ¿hay que preocuparse?

Enfoquémonos en las que son más comunes:

Alucinaciones visuales:

Estas son en las que pensamos de inmediato cuando de alucinaciones se trata: ver cosas que no están ahí. Pueden ir desde simples —por ejemplo, ver luces, destellos, relámpagos— hasta complejas —por ejemplo, ver escenas completas en movimiento.

El tamaño y el color de estas visiones puede variar, ya que se pueden ver objetos de tamaño realista o con dimensiones extrañas, bien sea a color o a blanco y negro. También es común que vayan acompañadas de sensaciones provenientes de otros sentidos, es decir, que estas visiones puedan tocarse, escucharse u olerse. Como ya hemos mencionado, estas pueden ser placenteras o angustiantes, dependiendo del estado mental de la persona que las padece.

Alucinaciones auditivas:

Como su nombre lo indica, estas son todo tipo de sonido que se escucha sin estar ahí realmente. Aunque es común que se escuchen voces, también pueden ser ruidos, pisadas, disparos, música, murmullos, discusiones, electrodomésticos encendidos, campanas, entre muchos más.

La intensidad y la claridad de estos sonidos varía en cada paciente y en cada situación. Algunas alucinaciones pueden ser de un volumen bajo casi imperceptible, o pueden llegar al otro extremo y ser tan abrumadoras que impiden la concentración o el sueño. Lo ideal es que, con el avance del tratamiento psiquiátrico adecuado, estas alucinaciones vayan disminuyendo en intensidad y claridad, hasta desaparecer por completo. La gran mayoría de los pacientes experimentan estos sonidos en ambos oídos, pero se han registrado casos en los que sólo un oído los percibe.

Las alucinaciones auditivas pueden provenir de objetos inanimados, de personas en la calle, complementar alucinaciones visuales, pueden dar órdenes, ser agresivas o groseras, o simplemente narrar la vida del paciente.

Alucinaciones hipnagógicas e hipnopómpicas:

Ahora hablemos de las alucinaciones que ocurren cercanas al sueño, estas son las hipnagógicas, que ocurren en el momento en el que se está cayendo en el sueño, e hipnopómpicas, que ocurren al momento de despertar.

Parálisis del sueño:

No podemos hablar de las alucinaciones fisiológicas que se dan en la etapa cercana al sueño sin nombrar un mal que afecta a muchas personas: la parálisis del sueño. Recordemos que esta afección se trata de la imposibilidad de moverse al momento de caer en el sueño o de despertarse, como si el cerebro estuviera despierto, pero el cuerpo aún no.

Esto ocurre porque hay varias etapas del ciclo del sueño, una de ellas es la MOR, en la que los músculos no se mueven. Cuando una persona se despierta súbitamente durante este ciclo del sueño, el cerebro está alerta y consciente, pero el cuerpo no, lo que da la sensación de parálisis.

Los episodios de parálisis del sueño duran alrededor de 2 minutos, durante este tiempo es posible que se experimenten alucinaciones terroríficas, lo que aumenta la sensación de no poder moverse.

¿Cuándo pedir ayuda?

Si tú o algún ser querido presenta alucinaciones, lo recomendable es acudir de inmediato al médico de confianza. Lo primero que el doctor debe hacer es un examen físico para descartar causas como altos estados de fiebre o estrés, infecciones, deshidratación, problemas renales, falta de sueño, dolor o abuso de sustancias, ya sean prescritas o no. También se debe tener en cuenta la presencia de trastornos mentales que puedan explicar este síntoma.

Como primera respuesta, debes mantener la calma, bien seas tú o una persona cercana la que esté teniendo la experiencia. Recalcar que la alucinación no es real puede aumentar el pánico, lo principal es ofrecer tranquilidad. El siguiente paso es intentar desviar la atención de la alucinación, intentar cambiar de habitación o distraer a tu familiar. Si hay algún objeto en particular que está relacionado con la alucinación, moverlo de sitio puede ayudar.

Además de esto, no mientas. Fingir que ves la alucinación que experimenta tu ser querido no es bueno, sé honesto, pero reafirma y valida la sensación que produce la situación. “Aunque no puedo ver lo que tú ves, sé y entiendo que es aterrador para ti; estoy aquí para apoyarte”, puede ser una buena opción. Si eres tú quien presenta esta anomalía, no tardes en buscar ayuda ni intentes convencerte de que no es nada. Este es un síntoma de un desorden mayor que debe identificarse para obtener alivio y un tratamiento adecuado.

En la Clínica Pinares Mind & Health estamos aquí para atender todos tus síntomas y tratar tu enfermedad. Si tú o algún familiar está experimentando alucinaciones, habla con nosotros y juntos descubriremos la raíz del problema. Contamos con un equipo experto de profesionales de la salud mental siempre dispuesto a brindar atención de calidad. Déjanos guiarte por el camino de la recuperación, podemos darte una mano. Pide tu cita aquí.

 

 

Por Valentina Ochoa Arellano.

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